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Lo que necesita saber sobre la nueva guía para abordar el discurso de odio a través de la educación

Jun 19, 2024Jun 19, 2024

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¿Cómo pueden los países de todo el mundo aprovechar el poder de la educación para contrarrestar el discurso de odio en línea y fuera de línea? La UNESCO y la Oficina de las Naciones Unidas para la Prevención del Genocidio y la Responsabilidad de Proteger (UNOSAPG) han desarrollado conjuntamente la primera guía para formuladores de políticas y docentes para explorar respuestas educativas a este fenómeno y brindar recomendaciones prácticas para fortalecer los sistemas educativos. La guía es parte de la implementación de la Estrategia y Plan de Acción de la ONU sobre el discurso de odio. A continuación se ofrecen un vistazo a algunas de las ideas principales de esta nueva herramienta.

El discurso de odio viola los derechos humanos fundamentales de las personas a las que se dirige. Las opiniones pueden ofender, escandalizar o perturbar, pero no pueden incitar a la violencia, la hostilidad y la discriminación. En y a través de la educación, los estudiantes descubren cómo trazar la línea entre los insultos y el discurso de odio, así como comprender las consecuencias y el impacto de sus palabras y acciones en otras personas. Desalentar la difusión de narrativas de odio no impide la libertad de expresión de los estudiantes ni la expresión de sus opiniones. Por el contrario, la educación puede ayudar a defender este derecho fundamental al promover el respeto, la comprensión mutua y un sentido compartido de humanidad.

En la "economía de la atención", las narrativas de discurso de odio son las que suelen seducir más, ofreciendo un sentido de comunidad fácilmente alcanzable y un alcance máximo de dichos mensajes. Es necesario empoderar a los estudiantes para que comprendan los mecanismos que sustentan el funcionamiento de los medios y las plataformas digitales y detecten las tácticas persuasivas comúnmente utilizadas para difundir teorías de conspiración y otras formas de desinformación y contenido dañino. La evidencia muestra que el desarrollo de habilidades de alfabetización mediática e informacional los hace menos propensos a ideas extremistas violentas y excluyentes. Los profesores, a su vez, se benefician de estos debates para comprender y reflexionar mejor sobre las experiencias de los alumnos en el mundo digital, donde el contenido que incita al odio es más virulento que nunca.

Se pueden encontrar narrativas unilaterales que alimentan el discurso de odio y justifican la exclusión en diferentes temas y programas educativos. Discutir estas narrativas con los estudiantes de la escuela y reconocer su naturaleza problemática es parte integral de la solución.

Esto incluye facilitar conversaciones incómodas sobre la desigualdad social y la dinámica de poder, decodificar y desacreditar estereotipos y prejuicios, y abordar el trauma y la estigmatización causados ​​por pasados ​​violentos. Enseñar y aprender sobre estas cuestiones y revisar y revisar los planes de estudio y los materiales educativos puede sensibilizar a los alumnos sobre las formas contemporáneas de discriminación y aumentar su comprensión de los procesos que llevan a las sociedades a la violencia.

Para complementar las intervenciones curriculares, es necesario un clima de aula seguro, solidario, inclusivo y colaborativo. El odio puede dar una sensación de propósito y pertenencia. Por lo tanto, es crucial invertir en la construcción de un sentido de comunidad dentro y fuera de las escuelas e integrar las perspectivas faltantes en el proceso educativo.

Los programas que apoyan la educación para la ciudadanía global y promueven prácticas colaborativas, culturalmente receptivas e inclusivas pueden ayudar a desarrollar el conocimiento y la competencia necesarios para aceptar las diferencias y participar respetuosamente en una sociedad diversa. El aprendizaje social y emocional (SEL) proporciona herramientas y técnicas prácticas que los profesores pueden ayudar a utilizar para fomentar un sentido de pertenencia entre los alumnos. Al utilizar estudios de casos y escenarios de la vida real para discutir situaciones controvertidas y diferentes puntos de vista, los estudiantes pueden manejar el estrés y las emociones negativas, reconocer sus fortalezas y debilidades y resolver conflictos.

Para contrarrestar eficazmente el discurso de odio en línea y fuera de línea y fomentar un entorno seguro e inclusivo libre de todas las formas de odio y discriminación, los esfuerzos realizados por los educadores en el aula deben reflejarse en todos los aspectos de la vida escolar, incluidas las políticas, las actividades extracurriculares, los deportes y eventos sociales y culturales. La participación activa de los maestros, la administración y los padres es un determinante crítico del éxito.

El sector privado también tiene un papel que desempeñar. Las empresas de Internet pueden contribuir dedicando tiempo y recursos a mecanismos de evaluación de riesgos, así como a auditorías independientes de las herramientas automatizadas que permiten amplificar el discurso de odio. Deberían considerar involucrar a las víctimas, la sociedad civil y/u organizaciones intergubernamentales en estos procesos y en la evaluación de la aplicación de sus términos de servicios. La inversión en herramientas educativas que permitan a los usuarios reconocer y responder a la desinformación también se encuentra entre las medidas que podrían adoptarse para abordar el discurso de odio.

Es esencial una respuesta integral con un enfoque que abarque a toda la sociedad, con las siguientes áreas vitales de acción a considerar: